EDUARDO BARRENECHE
Francisco Pírez, un joven abogado afrodescendiente, representará a Uruguay en la Organización Mundial del Comercio (OMC). Pírez vivió su infancia y adolescencia en un hogar del Iname, donde forjó un gran espíritu de superación.
"Yo estudié porque no quería volver a vivir los padecimientos que sufrí cuando era niño", dice Pírez (30). Tras vivir su infancia y adolescencia en el Iname, llegó a un alto pedestal: será la voz de Uruguay ante la OMC.
En febrero, luego de haber trabajado durante tres años en el estudio Ferrere tras haberse recibido de abogado en la Universidad Católica (que becó buena parte de su carrera), Pírez evaluaba viajar a Estados Unidos ante una posibilidad laboral. En ese país, en 2009, obtuvo su maestría en Comercio Exterior en la Universidad de Tucson, Arizona, y también estudió inglés.
En ese momento, recibió una llamada del entonces designado subsecretario de Industria, Edgardo Ortuño, que lo conocía desde 1998, a raíz de una competencia de conocimientos generales entre liceales organizada por el LATU, que fue ganada por un grupo de internos del Iname. El ex legislador le pidió un curriculum. "A Ortuño le puse como condición evitar el amiguismo y que se tuviera en cuenta mis credenciales académicas. No soy militante ni diplomático", cuenta Pírez.
Al mes, el abogado recibió una llamada del canciller Luis Almagro, quien lo convocó para tener una reunión. El lunes 12, Almagro firmó la resolución nombrándolo como jefe de la delegación de Uruguay ante la OMC, y el viernes pasado fue designado embajador del Servicio Diplomático.
Así, Pírez será la primera persona de raza negra que representará a Uruguay en ese organismo internacional cuya sede se encuentra en Ginebra, Suiza, adonde Pírez viajará el mes próximo para asumir en su nuevo cargo, en sustitución del actual representante del gobierno uruguayo ante la OMC, Guillermo Valles Galmés.
EL CAMINO. Pírez intuyó, cuando era pequeño, que el estudio sería su salvación y esa hipótesis la reafirmó en la juventud. Debía enfrentar dos escollos: provenir de un hogar del Iname y ser afrodescendiente.
La semilla de esa certeza la colocó en su cabeza el director del hogar Salterain, Elbio Martínez, quien estimulaba el estudio entre los internos mediante consejos y penitencias. Sin embargo, muy pocos de ellos lograron terminar el liceo.
Pírez inició su periplo por el Iname (actual Inau) siendo un niño. Su madre se fue de la casa de la familia en el barrio del Cordón dejándolo a él y a sus tres hermanas de 12, 9 y 6 años.
Durante seis años Pírez vivió con su padre, quien se dedicaba a la albañilería y en las temporadas veraniegas vendía helados. Un problema entre su padre y su hermana mayor llevó a la separación de la familia tras denuncias de vecinos. "Estábamos en una situación de casi abandono", recuerda Pírez.
Mientras las hermanas fueron derivadas a un convento católico, él ingresó al Hogar Suárez del Iname. Al poco tiempo lo trasladaron al Hogar Garibaldi, donde vivió 8 años.
En 1988, el Iname inauguró el Hogar Salterain, ubicado sobre la calle homónima. Pírez estaba en la lista de 12 niños que allí fueron derivados. "Yo era un niño callado. Me costaba la integración con los otros internos", relata. Cada tanto se veía con sus hermanas, lo que le permitió mantener el vínculo con ellas. A su padre, Pírez lo vio por última vez cuando tenía 13 años. "Le dije que él siguiera con su vida y yo con la mía. El comprendió y nunca más me buscó", cuenta.
Terminó el liceo en el Zorrilla con una calificación promedio de ocho. Al mismo tiempo, estudiaba inglés y cumplía a rajatabla las actividades que el director Martínez fomentaba en el hogar, como ajedrez, teatro, carpintería y tallado en madera.
"El ambiente del hogar estaba preparado para que te sientas en tu casa. Yo tenía ropa limpia, comida y agua caliente para bañarme. Antes del hogar no tenía eso", recuerda.
En el último año del Ciclo Básico, Pírez comprobó que el estudio "achicaba" la brecha entre ricos y pobres. Y eso fue lo que lo motivó para terminar el liceo y estudiar abogacía.
Preparado: Pírez tiene una maestría en EE.UU en Comercio Exterior y realizó cursos de inglés.
Puntero movedizo y rápido
Los últimos años de la adolescencia y los primeros tiempos de la juventud fueron a puro vértigo para Pírez. No sólo por deseos de terminar el liceo e iniciar la carrera de abogacía, sino porque tuvo su experiencia como futbolista. Integró la selección de Lavalleja (adonde viajaba asiduamente a la casa de una funcionaria del Iname) en el campeonato del Este en la categoría Sub-18. Poco después se probó en Wanderers. Recuerda que era un delantero movedizo, rápido y encarador.
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